Chau Guinzburg, hola Dylan
¿Que tienen que ver el viejo Bob con Jorge Guinzburg?. A primera vista, poco o nada. Salvo que uno piense en eso tan indefinible y sutil que llamamos felicidad, alegría. A menos que uno recuerde, entre el fárrago cotidiano, las mil formas con que la vida de los otros nos sorprende y nos alimenta como todo verdadero banquete: sorpresivo, salvaje y sabio. Porque, es cierto, hubo y habrá muchos humoristas, periodistas sagaces y cantautores cuyas canciones nos cambian, un poco, la vida. Y así, a la tristeza de un miércoles de mierda, cuando nos enteramos que un petizo desenfadado y entrañable se piantó sin aviso, se sucede la vuelta del más talentoso camaleón que ha dado la musica folk (o el rock o el pop o como pretenda uno encasillarlo). Claro, uno podría pensar en las pequeñas y grandes injusticias de esto que llamamos vida: unos se van demasiado temprano... (59 años, que cerca estamos, qué lo parió) y otros llegan un poco tarde (¡no haber estado en el Village en ESE momento!, no haber estado en tal o cual recital, en los comienzos, cuando le gritaban el ya famoso ¡JUDAS!). Pero es que no hay caso: no hay otro tiempo que el que nos ha tocado,como escribió un maduro catalán. Y poco importan ahora esos viejos resentimientos jacobinos del Sr. Mondongo: "que el poder de los medios, que la alienación televisiva, que ya no escribe ni canta como antes...", esas críticas desmesuradas, y sobre todo inútiles, hacia todo y hacia todos: el sabor de la tristeza por el que se va de este mundo deja un gusto dificil de borrar en eso que llamamos cuerpo y alma. Y el sabor de la alegría por el que vuelve es una eléctrica droga natural, que nos conecta, una vez más, en cuerpo y alma, con el fluír de la vida, con el fluir de espectativas, esperanzas y placeres.
Forever young, viejo Bob, forever young, como vos propusiste, como vos insistís, con esta gira que nunca termina; como un rolling stone, por la calle desolation , golpeando las puertas de un cielo esquivo, porque una fuerte lluvia esta al caer y nuestra chica no escucha lay, lady, lay! y los tiempos siguen cambiando, Viejo, siguen cambiando...y solo se trata de vivir, y dejar vivir, como decía otro viejo entrañable, el mío.
P.D.:¿ nunca lo viste a Guinzburg?, ¿nunca lo escuchaste a Bob?. O estabas en otro mundo o sos demasiado joven, bue, hay tiempo, como los buenos vinos, envejecen bien y para algo nos sirve la tecnología, los amigos y sobre todo la sed.
Me gustó mucho esta nota. La noticia de la partida del enano me encontró en el sur del país. Y lo lamenté muchísimo... No solía verlo por la TV porque no suelo mirar TV, pero cuando ocurría trataba de buscar esas perlitas que tanto escasean, y una de esas perlitas era (es) JG.
ResponderBorrarDe Dylan habrá seguramente otro comentario. Lo amo desde mi adolescencia. Su música hace un poquito mejor este triste y desolado mundo. Lo vi en Obras en dos de las tres presentaciones que dio.
¿Cantamos junto al gran Bob?
"Que tu corazón esté siempre alegre.
Que tu canción sea siempre cantada.
Que permanezcas por siempre joven, por siempre joven...
Que permanezcas por siempre joven.
Forever young..."
José María Pallaoro
ayudado en la clandestinidad por el Sr. Mondongo