Pero algo de bueno sucederá de cualquier modo: por fin se va Jorge W.
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apuntes escolares,
en el 68, Viet Nam quedaba lejos
como el verano del amor o el Yellow Submarine,
casi tan lejos como hoy,
("lo que no conozco con mi piel no existe",
repetía una aspirante a etnóloga,
tiempo después,
enredada entre sábanas conmigo);
en el 68, My Lai quedaba lejos,
y como en los relatos de Borges y de Stevenson,
los Otros apenas tenían un nombre sonoro,
costumbres extrañas, ídolos oscuros sin estampita propia,
en el barrio,
en esa esquina del infinito,
las alegres vecinas sin Winco,
siempre con algo que esconder y confesar en domingo,
se estremecían con las primeras planas,
leían: vietnamitas, comunistas,
y escuchaban temerosas la canción
"movilicémonos, movilicémonos,
oh mi señor,
el diablo acecha y no sabemos dónde,
los demonios son feos, extraños y taimados,
búscalos y mátalos desde tu corazón",
los americanos en cambio,
algo torpes,
acechaban a la vuelta de casa,
con sonrisas higiénicas,
simpatía de chiclets y tan pragmáticos
ante nuestra avidez aventurera,
siempre inoportuna y fantasiosa,
(años atrás, la señorita Judith,
guardapolvo impecable y gesto adusto,
como un Domingo Faustino con polleras,
nos desasnó con triste afectación,
a nosotros, pobres brutos de barrio,
apenas contuvo las lagrimas explicando cómo
mataron a Kennedy, un demócrata, dijo)
USA era la patria de los superhéroes
de las revistas mexicanas,
las infalibles nuevas técnicas de venta,
y la Mecánica Popular, el palacio de Disney,
Cabo Cañaveral, la envidia "sana" de los fascinados
por la moderna escalera del progreso técnico,
"La Ciencia crea un Mundo Nuevo", decía Selecciones;
la bella imagen de Marilyn suicida, el hongo de Hiroshima,
no encajaban bien dentro del cuadro,
pero se sabe, en toda buena familia hay algún descarriado,
alguien que ocultar en el desván para que no se asusten las visitas,
pendejos,
las fotos de My Lai
golpearon en algún lugar tan nuevo
como el despertar de la entrepierna,
donde resonó Santana o Hendrix un instante antes,
despertando un saber desconocido,
(los soñadores consumen adrenalina
por eso
cuando despiertan suelen parecer cansados)
blowing in the wind llegaba olor a pólvora
pero no de tan lejos,
algo andaba mal cerca de casa,
entre tanto cursillista "de colores"
y la gran Morsa militar,
comunión de los santos, ora pro nobis,
"movilicémonos, movilicémonos,
oh my lord,
el diablo acecha y no sabemos dónde,
los demonios son feos, extraños y taimados,
búscalos y mátalos desde tu corazón",
imberbes,
hay que aprender a leer,
hay que aprender a leer los diarios,
enseñaban los ardientes profetas,
entre líneas hay una aventura en cada página,
las conversaciones se caldeaban en el barrio,
extraña ecuación de un país en trágica obertura:
alguien no decía todo lo que sabía
y alguien no sabía todo lo que decía,
una palabra mágica abrió una función inesperada:
huelga, estallaba en la puerta de casa,
en el viento llegaba olor a nafta,
olor a incendio pero no tan lejos,
perejiles,
arrastrados al ojo del tornado,
el tiempo comprimido de la Historia
que se erguía como una gran puta frente al horizonte,
atrayente y lejana,
el mundo quedaba cerca frente a nuestro deseo,
tenía nuestro olor y nuestra música,
nos tiraron gastadas herramientas y
"háganse cargo",
las tareas inconclusas de otras generaciones,
o a redimir la culpa de los padres;
y USA nos usa, USA nos abusa,
murmuraba el viento y
el vietcong son negritos comunistas,
era la nueva didáctica mediática,
recemos, recemos y alejemos el peligro rojo,
crece como la peste,
"movilicémonos, movilicémonos,
oh my lord,
el diablo acecha y no sabemos dónde,
los demonios son feos, extraños y taimados,
búscalos y mátalos desde tu corazón",
las fotos, las fotos de Mi Lay,
las fotos del napalm, la foto de la nena desnuda
escapando al incendio,
Charly uno, ¡conteste!,
palabras nuevas y sonidos nuevos,
Paint in Black guerrillero,
(en casa a muerte con el Rey del Compás
y la Familia Falcon,
"siempre hay gente buena..."),
en la calle asomaba un dada pop, crecía el olor
a fuego nuevo, a juego por jugar,
de Larry, Curly y Moe a déjalo sangrar,
de la risa a la sangre casi propia,
virginidad perdida y recobrada,
en un crecer de vello púbico,
y la calle que siempre
es la primera aventura del mundo,
siguiendo el rastro del viento,
la ofensiva del Tet y el General Westmoreland
desconcertado (en Viet Nam
no sonaba The Bridge on the river Kwai),
los papás de las muchachas que nos despertaban el sexo,
tomaban wisky nacional junto a Ray Connif,
no recordaban al Titanic,
soñaban Frank Sinatra, reían con El Show de Lucy
y confiaban en la reserva moral de la nación,
perejiles,
entre el vino barato y el cielo suburbano aprendimos a ver,
al borde de la calle estaba el Che, el cordobazo, Cuba, la liberación,
la sangre ajena hecha bandera propia,
y la Esfinge del Viejo tan lejos
como Hanoi, Pekín, La Habana o Buenos Aires,
en la Madrid del almidón franquista,
y tan cerca de casa sin embargo,
en la vieja foto del caballo con pintas,
o la de Esa Mujer sin edad ni tristeza,
puesta a resguardo en el fondo de un galpón,
difícil evadir ese tambor del pueblo
reclamando
recordando
resistiendo
difícil aceptar un padre
que valga mas que el nuestro y sus sudores,
salvadora desconfianza del suburbio inmigrante,
después se sabe, todo aceleró los desconciertos,
alguien gritó: "animémonos y vayan"
el viento los olores la pólvora la sangre,
y como sucede en los grandes encuentros,
en las reuniones de trabajo o de juerga,
todo se resuelve en los últimos minutos
y los que se fueron antes se lo pierden
o se salvan...
(permítaseme
un corte al tiempo,
licencia de poeta que además
ya lloró lo suficiente),
todo lo sólido se disolvió en el aire, estaba escrito,
pero nadie comprendió ni pudo saberlo exactamente antes,
de otro modo la historia no tendría gracias ni desgracias;
en la biografía individual
el tiempo se angosta, se comprime como estilete delgado
y se hunde sobre el cerebro de los sobrevivientes
que quieren estar vivos, que quieren recordar releer relacionar
darle sentido al respirar,
ese es dolor que ya no cesa,
ya no mas perejiles,
ni tan ágiles ni tan confiados
en los poderes de la entrepierna y de la suerte,
buscamos ojos en el país de las cabezas gachas,
los buenos diarios nos libran
de la falta de expresión
con su grandiosa libertad de poder
decir lo que conviene al poder,
la avanzada occidental,
los tomadores de Old´Smuggler de antaño,
lograron su trago de burbon auténtico en Miami,
reemplazaron a Connif por la disco,
pueden morir tranquilos,
dios argentino, el paraíso en Florida,
y el dulce purgatorio en New York,
los sonidos de la calle se empaquetan y se venden
o se apoltronan en enciclopedias desnatadas
y en el álbum de viaje,
lo correcto es un traje que les sienta bien
a los que tienen un mundo que ocultar,
y mucho por perder el día que los ciegos vean,
pero el medio tono se estremece,
la noria de la fiesta se trabó,
crecieron los monstruos del desván,
una vez mas, un aprendiz de brujo
abre las puertas del infierno:
debajo del Armani impecable,
entre los gráciles bytes insustanciales,
arde el espacio, arden los cuerpos, el aire arde
y arde el orgullo herido el 11/S,
"movilicémonos, movilicémonos,
oh my lord,
el diablo acecha y no sabemos dónde,
los demonios son feos, extraños y taimados,
búscalos y mátalos desde tu corazón,
recemos, recemos, pero al único dios,
el dólar de la suerte en el bolsillo,
fuera, fuera, extranjeros con túnica,
solo queremos petróleo no sus cuentos
ni sus mil y una noches, ni su rezo a La Meca,
ni a su Nínive, ni a su Gilgamesh,
Bagdad no tiene alfombras mágicas,
hay que llevarse un souvenir,
foto digital, cómo le explico a mi padre the farmer,
qué basurita que son, qué poca cosa,
mirá como los tengo bajo el pié, bajo
todo el peso de mi ley, mi dólar, mi dios,
te vengo a liberar
Bagdad, escoria humana acostumbrada al fuego del desierto,
te traigo, con el atrayente olor a pólvora, el anticipo de mi modernidad
y mi cultura mundana,
¿y me desprecias?
me lo advirtieron y no lo podía creer,
cantá, cantá basura...
movilicémonos, movilicémonos,
oh my lord,
el diablo acecha y no sabemos dónde,
los demonios son feos, extraños y taimados,
búscalos y mátalos desde tu corazón",
ya no mas perejiles,
ya sabemos
la canción contraseña del imperio,
látigo de la culpa sobre nuestra carne,
veneno del miedo a la verdadera libertad,
enfermedad de la máquina del puro lucro,
que cada tanto necesita sangre humana,
carne humana, huesos, almas...
nosotros
bastante crecidos ya, como para decir nosotros,
cansados sobre caballos mas cansados aún,
de tanto galopar en círculos,
abandonamos la falsa certidumbre de las calesas del barrio,
sin rumbo fijo ni progreso definido,
pero aún tenemos bandera,
una invisible bandera que no se nombra
mas que con contraseña de ojos,
rabia y bandera,
"y una esperanza humilde",
poca cosa o bastante
según se mire, según se viva,
solo confiar en la sed nunca en el vaso,
nos queda la palabra y la confianza en el viento,
siempre trae rumores nuevos al oído atento,
las maestras ya no usan almidones,
no le temen a la palabra huelga,
el mundo sigue ajeno y lejos
pero la humanidad es una y
para bien y para mal, lo sabemos,
resiste ajenidad y desprecio,
nuestros héroes son de aquí, sobrevivieron,
y vuelan siempre jóvenes en nuestra memoria,
porque nos queda la memoria
y recordamos,
nos queda el hambre de otra libertad,
el sueño que el imperio del odio se termine,
acunado
entre canciones nuestras
y vinos ardorosos.
C.A. 06/2004
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