"El Banco Central Europeo acaba de inyectar docenas de miles de millones de euros en los mercados para salvar a los bancos. Solo 70.000 millones en un solo día, y muchos más en los anteriores y siguientes. La Reserva Federal ha hecho exactamente igual: llegó a inyectar 50.000 millones de dólares en una jornada, y tamben otros muchos miles de millones de recursos públicos para hacerse cargo de las pérdidas de bancos en quiebra o para refinanciar a otros que están hasta el cuello como consecuencia de sus operaciones arriesgadísimas".
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Compartimos este análisis, porque hace rato que sabemos que la gran clase media "es una esponja, se chupa todo lo que pasó" como bien canta León Gieco, y esta convicción nos ha llevado a tristes desengaños personales, que nos son mas que granos de arena en el curso de la historia pero, en lo personal, entristecen, duelen. Tratamos de explicarnos qué fue lo que pasó, y es cierto, razones históricas nos ayudan a entender, con la dictadura y el desastre menemista crecieron como hongos este tipo de personajes cínicos, arribistas y hasta traidores a su propia clase. Pero esto no explica todo. Creemos que sucede que el aceleramiento del modelo capitalista de "sociedad de consumo", empujado por políticas organizativas y de márketing a nivel mundial formalizaron una verdadera nueva cultura: la insatisfacción programada, el sálvese quien pueda y el hedonismo individual. Y este modelo de desarrollo, cuyas raíces alcanzan las primeras décadas del siglo pasado, fue también el modelo a alcanzar para los países del llamado "socialismo real" o capitalismo de estado (...), y de buen parte de los países del tercer mundo. Susan Buck-Morss en Mundo soñado y catástrofe, muestra cómo la construcción de la utopía de masas fue el sueño del siglo XX. Cómo se trató de una fuerza ideológica impulsora de la modernización industrial, tanto en la forma capitalista como en la socialista. El sueño fue, en sí mismo, un inmenso poder material que transformó el mundo natural, confiriendo a los objetos elaborados industrialmente, así como a los entornos edificados, un deseo político y colectivo. Ese sueño terminó, no solo por la caída del muro de Berlin, sino porque la propia dinámica del capitalismo actual implica una constante reproducción de insatisfacciónes y deseos, mas allá de cualquier análisis realista de los recursos naturales y humanos disponibles y de las consecuencias de su constante explotación. En este sentido, resultan reveladoras las luchas no solo políticas sino culturales de los movimientos mas activos en nuestra américa, en Bolivia, Ecuador, Venezuela, etc., no solo esta en juego el proceso de integración de amplias mayoría populares al estatuto de ciudadanía, más que eso, lo que está en juego es el desarrollo de otro tipo de vinculación con los recursos naturales, de relación comunitaria, de otro tipo de vida. En este video de Annie Leonard (una experta internacional en sostenibilidad y salud medio ambiental, con más de 20 años de experiencia de investigación en fábricas y vertederos alrededor del mundo ). En base a su trabajo e investigación ha lanzado un excelente documental llamado La historia de las cosas. En este documental revisa los "huecos" del proceso de producción actual y mira todos esos detalles que nosotros alguna vez hemos escuchado en noticias (niños trabajadores, empresas tóxicas, deforestación) enmarcándolos en ese famoso proceso y mostrando a nuestros ojos lo defectuoso, deficiente y realmente peligroso que es.
"La historia de las cosas", traducido al español:
Algo de esto habría intuido, en medio de la catástrofe europea, el notable Walter Benjamin cuando escribió:
“El dominio de la naturaleza, así lo enseñan los imperialistas,
es el propósito de toda técnica.
Pero, ¿quién podría confiar en un maestro que, recurriendo a una palmeta,
viera el propósito de la educación en el dominio de los niños por parte de los adultos?
¿No es la educación, ante todo, la organización indispensable de la relación entre las generaciones y, por tanto, si se quiere hablar de dominio,
el dominio de la relación entre las generaciones y no de los niños?
Lo mismo ocurre con la técnica:
no es dominio de la naturaleza, sino dominio de la relación entre naturaleza y humanidad”
Walter Benjamin, 1926.
Otras lecturas: La técnica como prótesis.
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