Cuatro poemas de Julián Alegría
Sendero del sol
No apurar el camino
de lo que el sol tiene previsto,
en la armonía de lo que dirige
hay logros, nubes y polvo,
en el sendero se testean las sustancias
que a sus seres legó
para intentar su brillo.
***
Un solo fragmento endereza el camino,
una pequeña visión sostiene el anhelo,
una sorpresa de la tierra alimenta mil días,
la necesidad de saber, hace atravesar el desierto.
Vivimos para alcanzar esa figura,
ese trazo alto que una vez vibró el pecho
y marcó el corazón.
No somos nada si sólo somos tierra,
si no tenemos algo por lo que dar la vida,
algo que trascienda la condición del mamífero.
***
La materia de las almas
fluctúa como las aguas,
y cada humano persigue
idilios misteriosos,
ceremonias particulares.
Las bandadas fértiles
se entrelazan en las ciudades
y se crean armonías
que sorprenden como estrellas.
Todos forjan el saber del rayo
y los ojos atraviesan
para que la verdad se muestre.
Si miras, verás que cada ser
es portador de firmeza,
voluntad que emana el rayo,
y entre ellos hay destinados
a ser como flechas.
***
El saber tiene polvo y no lujo.
La magia está en el círculo
y no en el oro.
Un corazón, como el sol
tiene su tiempo.
El instante nos fue dado
soles o humanos
para vivir el asombro,
esencia primera
de todo el cosmos.
La técnica no hará una flor,
en los libros no hallarás
cómo se hace una amistad.
***
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