Por último

"...haber estado complicado con el viento que siempre tiene razón,
con la tierra y el agua y con la hierba que siempre tienen razón."
(R.G.A.)

7.7.11

Sabañones


Escarcha en las veredas, bufandas de papel de China. Los niños hacen macanas, se quedan sin la leche y con sabañones en las orejas, ¡joderse!, es una señal del diablo, una advertencia por no estudiar como dios manda el catecismo, por andar tocándose ahí abajo, por mirar demasiado las revistas prohibidas. Así le fue a Jorgito, el hijo descarriado de Evangelina, quien nunca cosió pero, dicen, dio algunos malos pasos.
Mearse en plena misa, ¡eso es sacrílego!, bramó el padre Estanislao, tomo su oreja izquierda y lo llevó en andas hasta el atrio: con el dolor aprenderás y el pecado duele como un sabañón.
El padre Estanislao, yugoslavo que vino en la posguerra y no dejó la guerra, o la guerra no lo dejaba a él, no dejó entrar al viejo a una misa por llamarse Américo: Américo no tiene santo propio, alcanzó a reprocharle, mientras le cerraba el portón en las narices. Adentro oficiaba misa en homenaje a su padre.
No pudo entrar. Nunca más lo intentó. Me quedé mirando sus nudillos apretados contra las rejas. Escuchaba sorprendido y excitado: soplaba en el viento el úuh, úuh de Jagger & Richards.

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